¿Qué debo hacer?
Una persona cualquiera se sienta un día cualquiera, en un bar cualquiera, bebiendo un trago cualquiera, pensando en cualquier cosa; cuando un colega cualquiera se le acerca, lo saluda y se sienta a su lado a entablar una conversación cualquiera.
-Ya no tiene sentido buscar la felicidad a ésta edad, es inútil buscar un trabajo menos represivo. En este punto me resigné a la rutina, ahora mi único objetivo es reunir el dinero suficiente para que mi familia no esté en el basurero, y para que yo pueda morir cómodo.
-Mi opinión es diferente, amigo mío, si bien la estructura de esta sociedad te presiona a aceptar un trabajo estable, pero esclavista. La libertad interna, aquella que te permite opinar y criticar lo que te cante el culo, es la que cuenta; y es ésa la que nos hace diferentes. Por ejemplo, yo prefiero que mi boca sea cosida para no comer, antes que sea cosida para callar.
-Suena fácil decirlo dentro un bar, pero apenas salga la luz del día, dejarás tu conciencia a un lado y sacarás a ese robot que tienes dentro, y sé que me lo discutirás, pero como a ningún buen pesimista, no podrás quitarme este argumento.
-¿Cuál argumento?
-No puedes definir la libertad, es como querer comprobar la existencia de Dios.
-Bueno, eres capaz de quejarte de tu trabajo y refutar mis argumentos.
-¿Por qué lo mencionas?
-¿Eres capaz de hacerlo?
. -Sí.
-Entonces eres libre. Pero ¿Eres capaz de renunciar a tu trabajo?
-Pues no.
-Entonces no eres libre. Pero ¿Sientes que compartes lo suficiente con tu familia?
-Pues sí.
-Entonces eres libre.
-Pero sólo los domingos.
-Entonces no eres libre.
-Es que fui infiel a mi esposa.
-Entonces eres un idiota, pero eres libre.
-Pero al final me arrepentí, y acabé suplicando disculpas, llorando a sus pies.
-Entonces eres un hombre recuperado, pero no eres libre.
-Entonces ¿Qué debo hacer?
-En primer lugar, nunca preguntes eso nadie.
Un comentario
P.A.F. Jiménez
¡Salud!