A una mujer
Duele el corazón no saber la razón de tu desconcierto
sin embargo, aunque milagros no realizo, yo no nací ayer
para un hombre tan escurridizo, acostumbrado a perder y nunca trascender
es complicado amar a una mujer cuyo corazón se ilusiona, pero cuyo sentimiento a muerto.
Ver para creer, llorar para saber, callar para fingir, cerrar los ojos para sobrevivir
sentada por la tarde observando a la pared, canta tan fuerte que su inocencia la puede escuchar
la melodía que compone una mujer cuando procura que la escuchen gritar
solo es comparable con esos días que pude pero no quise vivir, y preferí elegir.
Siento que ya dije lo que tenía que decir, un millón de veces consecutivas
pero cada vez que repito el discurso, me sale diferente, aunque no siempre bien
no se si escribí canciones a una mujer, a once, a veintisiete a mil o a cien
pero nunca lo hice al azar, a una anónima, o sin manchas en el papel por las lágrimas.
Pero solo hay una quien colecciona en su armario, «últimas veces» de todo color
muñecas de porcelana rotas, porque solo así cobran vida por las noches, y salen a jugar
aunque esta canción desafina si aquella sigue creyendo que las personas pueden cambiar
si a una mujer le interesaría recibir una rosa que no sea roja, puede que saldría mejor.